¡Quiero una revolución!, dijo la letra “Z”, “me cansé de ser la última”, agregó. La letra “H” ni se pronunció, nadie la toma en cuenta, es ignorada. La “C” y la “S”, con su típica y egocéntrica discusión. La “X” y la “D”, saltaron a la fama, ¿con qué cara reclaman?, las vocales:”A, E, I, O, U” tienen su cuento aparte, con esas no se comparte, según ellas, no hay quién se les compare. La “B” y la “V” discuten: siempre se les confunde. La “T” se toma un café, está sentada, más bien aislada, analizando con su mirada, la revuelta armada, “pobre manada” fueron sus palabras. La “W” y sus primas “M, N, Ñ” quedaron de salir mañana. La “J” se ríe a carcajadas de la magnitud de palabras que cada letra prepara. La “K” invitará a la “Q” a comer un budín de queso en un kiosco que se encuentra en la esquina del libro de cocina. La “F” grita con furia que todo es una farsa, y que no se logrará nada, La “L” espantada se dibuja a sí misma y le grita “¡¡¡Perdedor!!! Así jamás ganarás la libertad”, La “G” acaricia un gato y se duerme al lado de la “Z”… ¡zzZZzz! Las letras bilingües: “X e Y” no apoyan la revolución, se mantienen firmes en su decisión y sin compasión dejan entrar a la ley en acción. “¡¡¡Los Pacos!!!” grita la “P”, ella si tenía que perder, tenía un buen prestigio en esa institución. La “R” quiso arreglar la situación y con corrector se borró de toda palabra y formó así la oración “¡QUEREMOS EVOLUCIÓN!”…
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