Los días de verano suelen ser calurosos y alegres. Por las noches me pregunto si el sol sigue oculto por algún sitio intentando opacar la luna, celoso. Río al imaginarlo como un niño caprichoso, insatisfecho de las 12 horas que permanece con nosotros.
Pues bien, admito buscarlo, salí por un vaso de agua helada, y busqué en los rincones de la casa, la verdad me sentí como un completo idiota: Desde cuando el sol, de un diámetro de 1.392.000 km aproximados se podría esconder en algún rincón de mi casa que no es más que 30 metros cuadrados. Me tomé el vaso de agua enojado, lo que había comenzado por un juego imaginario divertido me hizo sentir como un completo idiota. De regreso a la cama, me reí a carcajadas...reí de todos, del sol, la luna, los gatos, pero por sobre todo, reí de mí, por ser fome, viejo y amargado.
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