En momentos como este es cuando entiendo al Psicótico.
Es, odio esta palabra: extraño, siento que las personas dicen entender, pero
en realidad no entienden nada, dicen saber, pero no saben, dicen que creen, que
apoyan. Es como cuando la pena es más fuerte, y te vuelves incrédula de todo lo que
puedan decir, es como la corriente de la conciencia, un monólogo interior incluso un
flash back, todo eso junto, dentro de ti.
Analizas situaciones, pensamientos y emociones, es abrumador, desmenuzar cada uno de
ellos, partiendo por una raíz y terminando en una ramificación de un árbol.
El árbol de tus propios pensamientos. Todo se vuelve confuso, inestable, pierdes la
anhedonia y el sabor de tus letras.
Te preguntas, me pregunto, el mundo pregunta por qué y uno responde un vulgar “no sé”. Que desgraciado de nuestra parte, que mundano y ordinario. Un acto normal del hombre, porque humano, no es, está claro. Es un acto fisiológico, nada extraordinario, pero complejo y solitario.
Inspirada en una cruel “Desidia”, comandada por una mujer que relata en su escrito, su cruel nacimiento dentro de nuestras entrañas, cómo paso a paso, se convierte en algo más de ti, así, como el dolor, la tristeza, tranquilidad y la paz*. ¡Qué frágil, qué sinceridad, qué ilustre verdad!, pero ¡Qué compasión además siento por mí!
Así es, en aquellos días, en que pensamos que todo está ocurriendo por una triste visión sin fondo, caminamos desorientados sin encontrar sentido, ni siquiera al sonido, que confundimos con el ruido, porque tal vez no es más que el simple suicidio de tus neuronas cansadas de hacer sinapsis o de un choque eléctrico. Es el cansancio de recorrer el circuito de un sistema: circula la sangre enceguecida, arde de impotencia y se transporta rápidamente para llegar hasta el corazón y arrojarle con furia su indignación.
Así, de esta forma, de esta manera, de esta peculiar historia llegó al final de una hoja que fue una semilla de pensamientos, en su inicio cobarde, aunque ahora no sé si tan valiente o tan rendida.
Apenas formando palabras, apenas creando una semejanza, me retiro descalza, a tenderme en una cama, a dejar correr mis sentidos, a despertar mis sueños dormidos, para intentar no caer en la desidia que se forma en mis entrañas.
*"Desidia" Teresa Puig.
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